Dorothy Bell Ferrer

Dorothy Bell Ferrer

sandunga- en caribeño. la gracia, la elegancia, la sensualidad. todas esas cosas que observaba en las mujeres que me criaron. sandunga caribeña. 

Uno de mis errores más grandes es que soy escritora pero no soy poeta. No me atrevo a serlo. Es una práctica que exige una precisión en las palabras y estoy todo el tiempo buscando palabras para repensar la precisión de la vida. Soy narradora, ensayista y ahora novelista. También soy estudiante, candidata doctoral de literatura hispanoamericana y bailarina.

Mi escritura es una oda a mis antepasados, a las caderas anchas, a mis amores y desamores, a mis desatinos y a las canciones de cuna que me despertaron para siempre. Es una bibliografía de todo lo que soy, todo lo que he sido y todo lo que seré. También es la narración de lo que me hace ser. Los narradores que mas me inspiran son Rosario Ferré, mis tíos que hablan este lenguaje que solo los fanáticos expertos de pelota, tabaco y ron y son entienden, Karla Suarez, Carpentier, mis tías cuyo lenguaje es exquisito pero inefable sólo se interpreta observando sus caminatas encima de tierras que no saben aguantarlas, Borges, Lydia Cabrera, Gabo, Irene Vallejo, Skármeta, Danticat, habrá otros.   

El único lugar que tengo en este mundo es mi alma y desde ahí escribo. He puesto el alma de escritora en cada esquina que me lo permite en San Juan, Carolina la tierra de gigantes Julia de Burgos y Mayra Santos, a veces Mayagüez, mi pe-erre, Pinar del Río por cierto, entre esos ríos que lloran el Almendares y el Marinero de La Habana y por unas lomas santiagueras, habrá otros lugares supongo.